domingo, 21 de octubre de 2007

Un domingo cualquiera


Un domingo cualquiera me levanto tarde, para comer. Caliento al microondas la comida del día anterior y la engullo acompañándola con cantidades ingentes de agua. Me desplomo en el sofá y hago memoria de lo acontecido la noche anterior.Deambulo por el piso, perdiendo el tiempo, sumido en una sensación extraña que solo acierto a definir como melancolía. Se apodera de mi una vena existencialista que durante la semana se ha ido conformando pero que el estrés de la gran ciudad logra esconder, hasta que, precisamente un domingo cualquiera, se desborda sin control alguno. Y es que, desear que el futuro se encargue de sacarte de la asfixiante rutina, por sí solo, sin tu ayuda, es del todo iluso pero, a la vez, inevitable. Al menos en mi caso. Caprichos de la cronología-otros dirán que de la Creación-el domingo precede al lunes, y eso es ya demasiado. Afortunadamente, no todos los domingos son domingos cualquiera.

El destino, o más bien mi afición por la ciencia aplicada, me trajo a Madrid. Y después de que la noche madrileña me impidiera conocer el día, e intentando huir de la susodicha rutina, un domingo decidí madrugar y qué grata fue mi sorpresa. Un domingo cualquiera la ciudad que me acoge-capital del imperio-se pone sus mejores galas y se transforma. La gente se vuelve abierta, sosegada y servicial, se desprende del estrés que los martiriza de lunes a viernes y, para mi gozo, la mayoría se queda en casa, regalándonos a los osados madrugadores una tranquilidad digna de disfrutar. El Rastro, Lavapies, la Plaza Mayor o el increíblemente desierto Paseo de la Castellana son, para mi gusto, el mayor exponente de esto que les cuento. Si además la compañía es agradable, y sus ojos brillan hasta hacerte apartar la mirada, todo mejora sustancialmente. Aunque pensándolo bien, este último factor, por sí solo, hace que un domingo no sea otro día cualquiera.


Felizmente Madrid reserva muchas sorpresas a aquel que sepa buscarlas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que bonito!

Anónimo dijo...

vaya,vaya,vah a enamorá a arguna...aki tengo tiempo pa leé tu bló,jeje, a ve zi termino ezo pal mío, ya te lo avizo,aunq zeguro que no tiene tu calíá (la tirde primera eh pa formá el hiato, y la zegunda pa acentuá la a final...andaluzíeh hablamoh, ehcribimoh, y zobre tó, zemoh,cohoneh!!!). M'a guhtao una peshá(no ze cuá zería er zímbolo pal zonío sh, a lo mejoh tenemo que inventá argo..),artihta!!!Un bezo dehde la ciudá der invierno infinito...y der kebap barato

Luisete dijo...

y luego dirán que en Andalucía no sabemos hablar!!Idioma propio,cultura e historia propias e infinitas, literatura propia y un largo etc. saben como se llama eso? Eso se llama PAÍS manque les pese a alguno que otro...jajaja.
Un beso para ti también ozeito

Anónimo dijo...

Madrid es precioso los domingos por la mañana.

Me ha gustado tu blog!

Anónimo dijo...

kien es el mozart ese?que me partío la polla leyendo su comentario jajajajajajaja!!!

bien hermanito, una vez más vuelves a sorprenderme. espero compartir contigo alguna de esas mañanas antes de que acabes la carrera...........

te quiero, cuidate muxo

ana

Luisete dijo...

Que es eso de "me he partio la polla"? Eso no es lo que te han enseñado en casa. Algo como "me ha hecho mucha gracia" quedaría bastante mejor.

Un besito