viernes, 5 de enero de 2007

El niño que llevo dentro

Cuando comencé el blog pretendía hacer de él un lugar para la reflexión. Para mi reflexión. Sin embargo, poco a poco te das cuenta de que más gente de la que esperabas lee estas lineas(dejenme engordar un poco mi ego), y te sientes algo coartado para decir lo que piensas y sientes. En cualquier caso, no quiero que esto pierda la parte de terapia gratuita que me impulso a empezar. Este post persigue precisamente todo eso.


Escribo esta entrada embargado por una mezcla extraña de sensaciones. Supongo que una parte importante de ellas tienen que ver con el fin de las vacaciones, y lo que es peor, lo que se avecina en tan solo tres semanitas. pero de eso no tengo ganas de hablar.
Otra parte de esas sensaciones se deben, sin duda, al calendario. Hoy es uno de esos días en que me encantaría ser un niño (digo uno de esos días porque ultimamente esa sensación me invade demasiado a menudo). Tal día como hoy hace diez años yo estaría cenando con la familia después de haber pasado toda la tarde viendo la cabalgata, peleando por conseguir un montón de caramelos, que jamás me comí enteros, y deseando que llegará la mañana siguiente, madrugar(mucho más de lo que ahora soy capaz de hacerlo para estudiar...) e ir corriendo al cuarto de mis padres a ver cómo se habían portado los reyes conmigo. Echo de menos todo ese cúmulo de sensaciones. Me hacían enormemente feliz.


Hoy el plan era ir de fiesta a una discoteca del centro, pero a mí, sinceramente, no me apetecía. En estos tiempos que corren, parece que todas las excusas son buenas para emborracharse, que conste que a mi suelen parecérmelo, pero hoy no. Hoy preferiría ser un niño, un niño con ilusión, un niño inocente, un niño sin responsabilidades serias (aunque me parece muy osado llamar responsabilidad seria a estudiar una carrera costeada por tus propios reyes magos), el niño que un día fuí, y que a veces no me gustaría dejar de haber sido. Sobre todo cuando te das cuenta de lo que los adultos son capaces de hacer, pero esto bien merece otra entrada, y más ultimamente...





P.d1. éste pretendía ser un post dedicado a actualidad., pero hay que ver lo que soy capaz de enrollarme cuando escribo. Me impresiono a mi mismo en mi calidad de lector de mi propio blog .
P.d2. todos sabemos que Baltasar era el negro, pero a ver quién es capaz de decirme cual era cual de los otros dos...

6 comentarios:

Esther dijo...

Antes que nada me gustaria hacerte saber que con tu misma edad, yo pasaba por todas y cada una de las situaciones que he podido leer. Sentia las mismas sensaciones en cada momento que tan delicadamente describes.

Es fascinante poder ver en mi hermano pequeño, luis, (nombre precioso que con doce añitos escogí) el brillo de los ojos que reflejan la ilusión. Se crea una atmosfera mágica donde, todos los que ya hemos pasado la frontera que nos quita la inocencia, volvemos a sentir las emociones que en su dia nos hicieron tan felices.


Gracias por regalarnos esta impresionante interpretación. Enhorabuena.

ESTHER.

Anónimo dijo...

Leyendotu reflexion me ha pasado lo mismo que cuando escuchaba a Julio Anguita: siento que has sido capaz de poner en palabras maravillosas esas sensasiones que te invaden pero que no puedo concretar y expresar. Es una capacidad que tienen pocas personas, pero son personas que consiguen que los demas les escuchen porque siempre aportan algo y saben centrar los debates.
Sigue escribiendo, te lo vamos a agradecer mas de uno

Anónimo dijo...

sé que ahora toca estudiar y todos estamos ocupados, pero dedicanos un poco de tiempo y escribe algo!

Esther.

Helios dijo...

a ver niño varias cosas:

La primera un besazo.
La segunda es que sigues siendo un niño, lo que con barba.
La tercera es que has cambiado bastante desde que te fuiste a piso y desde la fiesta del novato.
La cuarta que envidio que a ti te leean y a mi no jajajajajaja. un besazo.

Luisete dijo...

tienes razon heliote,sigo siendo un niño, sino a ver como se explica que cada vez que la cosa se pone fea me entren unas ganas tremendas de salir corriendo...y mas de una vez haya emprendido la carrera xD.
El cambio ha sido a mejor?espero qsi
1Abrazo

Anónimo dijo...

Compañero,

Ser niños depende, afortunadamente, de nosotros mismos. ¿Hace mucho que metisme por última vez la mano en un recipiente lleeeeno de caramelos solamente para alcanzar el defresa que creías haber visto por el fondo?

La única diferencia entre la primera infancia -esa que va hasta algún momento que no consigo determinar- y la segunda, es que ésta hay que buscarla. Lo bueno de la segunda infancia es que, una vez encontrada, es para siempre.

¿Por qué nos empeñamos en entronar esa enfermedad que llaman madurez? Contar la terrible verdad sobre los Reyes Magos debería estar penado con el ostracismo. El metodo para conseguir la segunda infancia es sencillo: abre bien todos los sentidos y deja que el mundo te emborrache.

De repente un día puede que los caramelos tengan un sabor más intenso, y verás más colores, empezarás a asociar de nuevo los olores a recuerdos(a mí el olor de la castañera en la plaza del pueblo me anunciaba que venía ya el olentzero, y pronto los reyes)...

Hay un momento crítico en la adolescencia en el que la ilusión se debilita y casi desaparece; recuperarla es al principio un ejercicio de paciencia que sin embargo, con el tiempo, nos devuelve al lugar que nunca deberiamos haber abandonado.

Igual os parece una tontería, pero hay veinteañeros que se esconden en Madrid para ver pasar a los Reyes...

Un abrazo

P.D: Melchor era el de pelo blanco. Lo sé porque es el mio.